lunes, 22 de agosto de 2011

Historia de La Cruz de Motupe

La Santísima Cruz de Motupe es una devoción peruana originaria del distrito de Motupe, en la provincia de Lambayeque, departamento de Lambayeque; que se remonta aproximadamente al año 1860. La festividad, celebrada anualmente en el mes de agosto, tiene como protagonista a una cruz que según la tradición fue confeccionada y ocultada por un padre franciscano, para que posteriormente sea hallada y venerada.

En el año 1860 apareció en Motupe un religioso franciscano de nombre Juan Abad, el cual llevaba una vida muy recogida y austera. El pueblo lo llamaba el Ermitaño o padre Abad y nadie sabía dónde moraba. Juan Abad se presentaba los días sábado en Motupe y Olmos alternadamente; rezaba el rosario en el templo, decía misa. Bautizaba y luego desaparecía. En ambos pueblos el Ermitaño hizo buenos amigos, quienes le daban posada y alimento, pero nunca dinero. Fue a través de estos amigos que con el tiempo se supo que el religioso había construido tres cruces y que las había instalado en tres cerros de la región: (Chalpón, Penachi y Rajado, aunque no se conoció nada sobre los sitios exactos donde estaban. Así como Juan Abad apareció, desapareció. Parece ser que se internó en la sierra, en donde contrajo la enfermedad de leishmaniasis (uta). Murió en Lima el 13 de octubre de 1866. Desde ese momento, considerando los pobladores de la zona la vida piadosa y austera de este sacerdote, dieron en buscar las cruces que él hizo.

Entre los años de 1860 y 1865, habitaba en el Cerro Chalpón Fray Juan Agustín de Abad, religioso de la orden franciscana, donde transcurría la mayor parte del día recogido en oración, e inspirado en alcanzar la santidad, lograba con mucha fe y esfuerzo superar la soledad, siendo su compañera la naturaleza. Era muy frecuente que el religioso recorriera las calles de los pueblos aledaños, donde celebraba misas, bautizaba y rezaba el Santo Rosario.

 



No obstante un buen día, el querido sacerdote partió sin dejar rastro alguno, pero previamente comunicó a la gente más cercana a él, que en el Cerro Chalpón, en Cerro Rajado y el Cerro Penachí, dejaba cruces de grandes dimensiones ejecutadas por sus propias manos, hechas con madera del árbol Guayacán, las mismas que deberían ser halladas y consideradas protectores de todo aquel sitio. Muchas personas que intentaron por todos los medios buscar las cruces, no lograban sus objetivos debido a lo accidentado del lugar. Años más tarde se recibió la penosa noticia del fallecimiento del sacerdote, víctima de la "uta" el 13 de octubre de 1866.

Luego de la desaparición física del religioso, y cuando su recuerdo casi había sido olvidado de la mente de los pobladores, un grupo de astrólogos vaticinaron un temible cataclismo que destruiría parte de la humanidad. El pueblo inmediatamente siguió las instrucciones que en vida había dejado el Padre Abad, y una prueba tangible fue encontrar manuscritos del religioso, realizados con su propia sangre. La población renovó su fe entregándose nuevamente a la búsqueda de la cruz.

Luego de fallidos intentos, el memorable 5 de agosto de 1868, tuvo el privilegio un joven poblador cuyo nombre fue José Mercedes Anteparra Peralta, de 22 años de edad, quien encontró la Santísima Cruz en la cumbre del cerro Chalpón, incrustada en una especie de gruta o cueva. El entonces obispo de Trujillo lo nombró como primer mayordomo, misma encomienda que mantuvo hasta el día de su fallecimiento el 10 de abril de 1921.

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